Contenido creado por Pablo Méndez
Entrevistas

"Confunden aprender con vivir"

Entrevista con ministro Almagro

El canciller Luis Almagro recibió a Montevideo Portal para hablar de su gestión, las relaciones con Argentina y el sistema político. “La oposición se cree que ha aprendido cosas. Con el FA gobernando nueve años piensan que están en condiciones de hacerlo igual”. Por Pablo Méndez.

16.09.2014 12:18

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2014-09-16T12:18:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

El canciller Luis Almagro habló sobre su gestión, las relaciones con Argentina, el vínculo con el presidente José Mujica como jefe y el relacionamiento con el sistema político en estos cuatro años de gestión. Esta es la primera parte de la entrevista.

¿Cuál es su sentimiento a pocos meses de terminar la gestión?

Tranquilidad espiritual. Hemos hecho un buen gobierno. Todos los esfuerzos son colectivos, no podés desagregarte del todo, no corresponde, no amerita. La gran parte de las cosas las hacemos junto con otros y con un guía que ha tenido una impronta muy fuerte a nivel nacional, regional e internacional como es el presidente Mujica.

En general cuando había una campaña electoral la gente te pasaba cuenta de cómo no habías cumplido o habías cumplido en tu gestión de gobierno y qué habías prometido y qué no habías hecho y eso era el repaso fundamental a la hora de una campaña electoral. En esta campaña parece que eso no es válido.

El Frente Amplio viene cumpliendo sus programas, sus propuestas. Se dijo en 2004 que se iba a sacar al país de la crisis, se sacó el país de la crisis. En 2009 se dijo: "Vamos a transformar esto en un país de primera", y se transformó en un país de primera. Lo tenés ahí, bastante bien armadito, no es que te sobre nada, no es que no tengas problemas. El país más desarrollado del mundo tiene sus dramas sociales, el segundo también. En toda esa dimensión, ves que has hecho más de lo que te marcaba el programa y de lo que te decía lo lógica de gestión en un principio.

¿Cuál fue el mejor momento de la gestión?

El mejor momento de todos, en materia de política exterior, es cuando el Loco Abreu la pica y le ganamos a Ghana. Lo grité como loco. Ese es el mejor momento. Y lo otro, el discurso del presidente Mujica en Río +20.

¿Cómo se sintió ahí?

En el discurso de Río +20 quedaban en sala 50 personas, no quedaba casi nadie. A esa hora prácticamente se estaba cerrando la sesión, había otras actividades y el presidente arranca a hablar, lo acompaño y nos quedamos con el Flaco Haller ahí atrás, esperándolo. Y lo mirábamos a él y mirábamos la pantalla. Empezamos a seguir el desarrollo, que era extraordinario, y vimos como la gente que estaba ahí, que muchas veces en este tipo de reuniones están mandando SMS, siguiendo otra cosa o chequeando prensa, empezaban a pegarse entre ellos y decir: "Mirá lo que está diciendo este". De repente, todos los que había ahí estaban conectados con él.

Cuando uno habla en un foro como ese no habla para los que están ahí nada más, habla para todo el mundo. Y eso fue lo que pasó, ese discurso se dimensionó. No tenés tanta gente que te haga pensar políticamente, que te redimensione la cabeza políticamente, que te presente desafíos mentales a la hora de conceptualizar la política. (Mujica) La hace pensar a la gente, no es lo que él va diciendo sino lo que la gente va armando en la cabeza a medida que él va diciendo. Sigue siendo revolucionario, es algo que se nota, en el sentido de que sigue transmitiendo la indignación y la rebeldía de la gente. Sigue siendo el que transmite el vínculo con el más desamparado, con el trabajador más pobre, con el que viene mal arreado, con el que tiene más bronca.

El canciller debe ser más silencioso. ¿Es difícil de llevar eso?

No. Muchas veces aprendés que el proyecto está bastante más allá de las palabras que puedas decir en ese momento y que tu trabajo trasciende a las aclaraciones que podés hacer. Cuando estás trabajando en el proyecto político, en una gestión de gobierno que está instalada en objetivos que trascienden lo inmediato o la coyuntura, cuando estás tratando de construir algo más duradero y con mejores resultados para la gente, aprendés que vale la pena guardarte tu opinión un rato y trabajarla. Más importante que dar tu opinión es trabajarla, es llevarla adelante e impulsarla en tu gestión de gobierno y eso además te da mucha más tranquilidad.

Las relaciones con Argentina parecen un buen lugar para practicar eso.

Ahí había muchas cosas que se podían decir. La relación con Argentina está inmersa en grandes paradojas de política interna. El año que batimos récord de exportación de bienes, batimos récord de exportación de servicios y récord de turistas acá fue calificado no por uno, ni por dos, sino por varios actores políticos de todos los pelos como el peor año de las relaciones bilaterales entre Uruguay y Argentina, en los 200 años de historia.

Los temas con Argentina siempre van a tener una intensidad y una sensibilidad particular, porque el uruguayo que en general no es chovinista es un tipo manso en los temas de nacionalismo hasta que ve una camiseta blanca y celeste en la cancha o una declaración de un político argentino. Entonces ahí el uruguayo se transforma en el ser más irracionalmente chovinista que existe sobre la faz de la tierra.

¿Hubo presiones para cambiar la política con Argentina?

Cuando cerramos el 2011 decían que el principal resultado de la gestión de gobierno había sido haber mejorado la relación con Argentina. Eso fue el 31 de diciembre. El 2 de enero nos empezaron a pegar con eso y a decir que querían que cambiáramos la relación con Argentina, que había que ser más duro, que había que pegar más fuerte, que había que jinetearles más, que había que jugar más sucio, había que hacer todo el decálogo de Estudiantes de la Plata aplicado a las relaciones con Argentina. Esa era un poco la lógica de lo que decían que había que hacer.

Los costos políticos más grandes los he pagado en la relación con el Mercosur y en la relación bilateral con Argentina. Había algo que decía Wilson: si acá estuviéramos haciendo esto solamente para ver qué podemos sacar en esta jugada, verdaderamente hablaría muy mal de nosotros. Si tuviera que pagar esos costos políticos de nuevo, los volvería a pagar encantado de la vida. Pusimos más exportaciones de bienes, y más exportaciones de servicios que en períodos quinquenales anteriores. En cuatro años nomás, regalando un año. Hemos traído más turistas argentinos y más inversión.

Después, los acuerdos que se han ido llevando adelante; el dragado del río Uruguay fue algo fundamental para el proyecto de desarrollo litoraleño de nuestro país que está gestando cada vez más proyectos productivos en nuestra costa, el mantenimiento del Martín García con capacidades nacionales y la equiparación de los peajes del Martín García y del Mitre. La instalación de proyectos productivos en Uruguay, eso ha significado una agenda que ha avanzado y que resolvió muchísimas cosas, que las puso ahí sobre la mesa y las negoció. Seguimos trabajando para resolver aquellos temas que están pendientes. En navegación y puertos tenemos 300 años de historia de lucha y de guerra, no iba a ser algo fácil.

Aquellas declaraciones de Mujica cuando dijo: "Esta vieja es más terca que el tuerto", ¿influyeron en las relaciones o fue una anécdota?

No tuvo una influencia en los contextos negociadores que teníamos, era algo más propio de ser asimilado por el anecdotario que por la linealidad de las negociaciones que siguieron su camino en la institucionalidad vigente.

¿Le recomendó algo a Mujica en ese caso?

Él se recomienda a sí mismo. Yo le digo cosas.

No es un hombre de pedir mucho consejo.

No, al contrario. Nunca he visto a nadie que como jefe sea tan democrático. Si hay algo que hemos construido en estos años de gestión es darle cada vez más derecho a cada vez más gente y en eso hemos avanzado mucho, tanto para los trabajadores rurales como para las trabajadoras domésticas; también en el tema de la afrodescendencia, aborto, marihuana, matrimonio igualitario. Lo más importante es que se ha dado una discusión política fuerte en cada uno de los temas. Ninguno se ha resuelto a la ligera, cada uno incorporó todos los elementos en la discusión que debían ser incorporados, fueron debatidos y el presidente hizo especial hincapié en eso. Allá está mi querido amigo desde hace tanto tiempo, César Vega —somos de Paysandú los dos y fuimos al mismo liceo— con el tema de la megaminería.

Esa discusión tan profunda en esos temas es algo que se hace en un gobierno social y participativamente democrático. Todos los asuntos son abordados con profundidad, eso es Mujica, esencialmente. De todos los jefes que he tenido y de todos los que he conocido es el que más escucha, el que más procesa la información que va escuchando, ajustando su propia información, su propio discurso y sus propias soluciones.

Hemos construido un Uruguay muchísimo más democrático y muchísimo más democratizador; es algo nuevo y es algo que solo puede hacer el Frente Amplio. Hoy ves que la oposición se cree que ha aprendido cosas. Con este Frente Amplio gobernando nueve años piensan que ellos están en condiciones de hacerlo igual, porque ese es el mensaje. "Hemos aprendido la gestión de ustedes, porque la nuestra fue un desastre y hemos aprendido cómo se hacía y ahora nosotros creemos que lo podemos hacer". Es como dice la canción de La Vela Puerca: "Confunden aprender con lo que es vivir".

El Frente amplio vive estas cosas, vive los procesos de acercarse a la gente y de entender a la gente y de resolver la vida al que está más complicado, al que todavía está rezagado, al que todavía está caliente, enojado o indignado. El Frente Amplio es el que se acerca, el que lo sigue escuchando, el que lo sigue levantando. Esa es la gran diferencia. El Frente Amplio tiene una voluntad ética y política de estar con la gente.

¿Qué va a extrañar de este cargo?

Sería impropio que extrañara algo del cargo. Creo que a alguno de mis colegas le ha pasado y por eso se han pasado el resto de su vida queriendo volver a este asiento. Eso es malo y contraproducente, eso no aporta. Al no estar más en este cargo, lo que debo hacer, después de un acumulado de experiencia y si la persona lo quiere y le parece bueno, es colaborar y cooperar con esa persona de la mejor manera.

Criticar la política exterior del país, cuando hay intereses nacionales en juego, es una forma "abyecta" de traicionar tu propio sistema político. Hay quienes lo hacen. Vos tenés intereses en juego en el exterior y si vos querés jorobar las relaciones con Argentina, por ejemplo, y te dedicás día y noche a eso, estás perjudicando el interés nacional, estás perjudicando las negociaciones que obviamente hemos encarado para conseguir estos resultados.

No importa el partido: sería unir, sumar cada vez más y honrar la política exterior de esa manera. No le permitiría a nadie que entregara soberanía, no le permitiría a nadie que tuviera un acto abyecto de ir a pedir perdón de rodillas a Argentina como se hizo en el pasado, no cuando las cosas se han hecho con decencia y dignidad y alta honra nacional y con alta defensa de los intereses nacionales. Cualquiera que lo haga así puede contar siempre conmigo. Si interesa, si no interesa, yo soy feliz de cualquier manera. Una vez que te vas, te vas, dejaste el cargo a otro y forma parte de lo mejor que uno puede hacer en la vida: ir haciendo cosas, dejar un acumulado de cosas y que otros la continúen.

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