Contenido creado por Martín Otheguy
Sin casete

Al compás del tamboril

Sin casete: Ismael Serrano

"Yo siempre había querido hacer un candombe. Es algo llevado a mi territorio, claro”, cuenta el cantante español Ismael Serrano en una nueva sección de “Sin casete”.

20.11.2014 12:09

Lectura: 7'

2014-11-20T12:09:00-03:00
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El cantautor español Ismael Serrano logró en 1996 un inesperado éxito en su país y en buena parte de Latinoamérica con su disco debut titulado Atrapados en Azul. En su canción más difundida, Serrano le pedía a su padre que le contara cosas de aquella mítica época de "dulce guerrilla urbana en pantalones de campana".

Heredero directo de la Nueva Canción española de fines de la década de 1960 y principios de la del 70, con la figura de Joan Manuel Serrat como referente más directo, pero también teniendo como influencias a la Nueva Trova Cubana de Silvio Rodríguez y a la música latinoamericana de esa época; Serrano fue la cara más visible de una vuelta de la figura del cantautor comprometido a fines del siglo XX e inicios del XXI.

Hoy con 40 años cumplidos Serrano está presentando su noveno álbum titulado La Llamada. La asociación directa con Uruguay y las Llamadas de candombe no son casuales.

¿Podría decirse que este es tu disco más latinoamericano?

Sí, sin duda. Sobre todo porque he partido de los ritmos latinoamericanos para construir los cimientos de las canciones. A diferencia de otros trabajos donde agarro la guitarra y empiezo por las armonías y las melodías, aquí partí desde las percusiones, desde las cadencias rítmicas. Para darle la contundencia que para mí tienen las canciones acudí a ese carácter de celebración que tiene lo rítmico. Es un disco que pretende decir que no hay que quedarse en el lamento, en la resignación. Hay que levantar la mirada.

Siempre fuste asociado con la canción de autor, un estilo que le da mucha importancia al texto. ¿En este disco, lo rítmico te llevó en otras direcciones a nivel de textos?

No sé, siempre hay una búsqueda de equilibrio. Es verdad que al empezar las canciones desde el ritmo aparecen cosas que no habían aparecido antes, como estribillos que se repiten o estructuras métricas diferentes. Surgen otras cosas que hacen que al final acudas a la raíz de la canción popular. Se llega a otro tipo de equilibrio, es verdad. Te despojas de solemnidad en los textos, sin perder el carácter poético que puedan llegar a tener.

¿Las letras están siempre en primer lugar para ti?

Cada canción es diferente. Pero es verdad que siempre parto de una idea que me va persiguiendo y que me encuentro cuando agarro la guitarra. Parto de una idea, de una emoción que ya tenía. Generalmente no es que agarro la guitarra y de repente, de la nada, sale una canción. Cuando agarro la guitarra es como cuando repasas un álbum de fotos y te encuentras con retratos de una realidad que ya existía y que quería convertirse en canción.

¿Y como oyente como te llegan las canciones: por sus letras, por la melodía, o es un todo?

Para mí la canción son ambas cosas unidas. Es imposible desligar una cosa de otra. Es más, cuando no están bien conjugadas no funcionan. Yo al menos soy incapaz de poder decir "que bonita canción pero que malo es el texto". Para mí es un todo casi indivisible.

Por eso hay veces que un poema musicalizado no funciona como canción...

Y al revés, hay melodías que son muy bonitas, pero que tiene textos tan naifes que tampoco emocionan. Son un ruido de fondo que no te traspasa.

El disco tiene desde el título un componente uruguayo. Hay también una canción llamada "Candombe para olvidar". ¿Cómo se dio esa aproximación al candombe?

El candombe... me encontré con él. Yo siempre había querido hacer un candombe. Y dentro de la búsqueda de esa paleta de ritmos apareció el candombe. Es algo llevado a mi territorio, claro, no es un ejercicio de estilo, es una aproximación.

Yo busco los títulos una vez que he terminado las canciones. Trato de encontrar una idea en común para el título del disco, algo que de forma inconsciente haya ido depositando en las canciones. La totalidad del disco revela el momento anímico, creativo y vital que atraviesa el autor. Por eso a mí me gusta el concepto del disco como algo global. Me pareció que estas canciones tenían un cierto carácter de convocatoria y de celebración, una llamada a celebrar aunque se retrate una realidad difícil y dura. Y recordé las Llamadas del carnaval uruguayo que tienen que ver precisamente con eso, donde la gente se suma a la celebración convocada por los tambores. Y me pareció bonito hacer una canción llamada así y titular el disco de esa forma. Me pareció que reflejaba bastante bien el carácter del disco.

¿Puede ser que este disco tenga un tono más intimista que social?

Para mí el disco está compuesto en su mayoría en torno a mis 40 años y al nacimiento de mi primer hija. Experiencias muy removedoras. Y se dan en un momento también de crisis en España donde creo que el ciudadano empieza a recuperar la autoestima después de haber pasado el shock y la aceptación de una crisis terrible. Hay sí mucho de balance personal. Pero en general el cantautor compone cosas muy íntimas que eventualmente pueden hacerse sociales.

Se dice que las crisis fomentan la creatividad. ¿Ha pasado eso en España?

Yo no sé si los músicos estamos a la altura de la efervescencia política y social que se está produciendo en España. Me parece que por primera vez la cultura va por detrás de estos movimientos. No sé si estamos siendo capaces de ponerle la banda sonora adecuada al momento que se vive.

Lo que creo que si se está dando es un despertar de conciencia de cierta parte de la comunidad musical. El pop más tradicional que habitualmente cultivaba el puro escapismo, está escribiendo canciones que tienen que ver con la coyuntura política, que llaman a la rebeldía y a organizarse. Eso es muy interesante, pero no dejan de ser cosas excepcionales dentro de un panorama musical que parecería andar preocupado en otras cosas.

Cuando comenzaste se te asoció enseguida como un continuador tardío de los trovadores de los 60 y 70's. ¿Sentís que tu música sigue en esa dirección?

Yo sigo considerando que continúo con una tradición que reivindico: la de esos cantautores que sí fueron capaces de poner la banda sonora a un momento histórico en muchos aspectos. Yo crecí escuchando esa música y he reivindicado su vigencia. No solo la vigencia de ellos como músicos, sino la vigencia de un género, más allá de que el posmodernismo impusiera después un esteticismo vacuo. Yo creo que ahora estamos recuperando un poco el valor de los contenidos, el valor de la palabra. Igual que se recupera el debate de las ideas que se había perdido después de que muchos dogmas se derrumbaran en varios aspectos.

Soy hijo de mi tiempo también y la edad te va haciendo más permeable. Creo que soy menos solemne que antes. Y he ido encontrando una voz propia.

Generalmente la gente cree que uno es más desprejuiciado de joven. Vos pensás que es al revés...

Totalmente. A partir de los 40 empiezas un camino de vuelta en el cual relativizas mucho y te das cuenta que es lo importante y lo que no. Y te cuestionas muchas cosas de forma muy saludable, teniendo en cuenta que el cuestionamiento permanente no es una debilidad sino, al contrario, una virtud.