Tabárez y su visita a Jorge García

Un banco hecho con tapitas de refresco y en el que se forma con sus colores la bandera de Uruguay llama la atención de todos los visitantes del Complejo Celeste. Es el chiche nuevo en el siempre armonioso paisaje del búnker de Tabárez y los suyos, aunque dista de ser uno de esos simples adornos con valor meramente visual. Se trata de un regalo de los internos de la Sala 12 del Vilardebó, entre los cuales está el ex futbolista de Danubio Jorge García.

“Mi hija me reenvió un mail de una periodista vinculada a la Sala 12 del Hospital Vilardebó, donde están los internos psiquiátricos imputables, procesados con pena de prisión. Una de las cosas que me dijo, no la más importante pero sí de las más notorias, fue sobre el sillón que le regalaron al presidente Mujica, que tomó una dimensión universal cuando ahí se sentó el rey de España en una visita que le hizo a Mujica”, comenzó contando Tabárez en la conferencia de prensa de este lunes, posterior al entrenamiento vespertino de cara a la Copa América.

“Me contó que hicieron un banco con la bandera de Uruguay para traerlo al Complejo Celeste en ocasión de las vísperas de la Copa América. Ahí apareció el nombre de Jorge García y le dije a mi hija: ‘Tania, ¿éste no será el futbolista de Danubio?’. ‘No creo, me hubieran dicho’, me dijo, pero a la hora me llamó para decirme que era él. Entonces fui en compañía de Celso Otero y fue una experiencia muy fuerte pero muy significativa”, comentó.

“Tuve oportunidad de ver a Jorge García, que participó en la selección. Es un gran jugador de fútbol que tuvo inconvenientes que trae la vida y que obstaculizaron un poco la proyección que pudo haber tenido por sus condiciones futbolísticas”, recordó Tabárez, quien dio ingreso al ex lateral zurdo de Danubio sustituyendo a Gastón Filgueira en el segundo tiempo de un amistoso que los celestes ganaron 4-0 ante Venezuela en el Centenario con mayoría de jugadores del medio local. Aquel encuentro del 18 de octubre de 2006 marcó la única presencia de García con la Celeste a nivel mayor, luego de varios años brillando a nivel sub-17 y sub-20.

“Los noté muy bien, muy tranquilos. Son gente que está tratada y medicada, pero con un ambiente hicieron cosas que nosotros hacemos acá cuando llega una selección. Cada uno me dijo quién era, qué le había pasado, de qué departamento venía, qué hacía. Aparte de esto vi cosas que tienen que ver con su rehabilitación en una sala que está acondicionada por la Presidencia de la República y por una empresa televisiva de aquí, que le dieron toda la parte infraestructural para desarrollar eso”, narró el maestro.

“Vi bancos y mesas. Una dice ‘Paolo’ porque Montero los visitó y colaboró, y le hicieron una mesa espectacular de madera dura. Esto se hace con tapitas de refresco. Pusimos en conocimiento a Claudio Pagani, intendente del Complejo Celeste, para que fuera a buscar el banco y les llevara algunas cosas para jugar al fútbol. Eso no es importante pero tiene que ver, porque cuando fuimos ahí nos mostraron que habían conseguido una retroexcavadora y habían alisado un terreno para hacer una cancha de fútbol”, recordó.

“El banco quisimos ponerlo en un lugar donde alguien lo viera y preguntara qué es, porque creo que merece saberse. Eso se está haciendo ahí y hablamos con la directora y la persona responsable, con los médicos y psiquiatras. Es una realidad muy dura que es parte de la realidad, y se está tratando de rehabilitar gente para que encaminen mejor su vida. Después de eso tan fuerte que le tocó vivir vimos a Jorge en compañía de su esposa, de su hijo, su hermanito y su hermano tratando de seguir la vida y vincularse. Muchos de los internos no pueden salir, como es el caso de Jorge”, explicó.

“Quizás es una prueba de que hay otras cosas aparte del fútbol y la selección, y de cómo el fútbol a veces puede motivar para tratar de que la vida de esa persona siga con los controles que haya que tener, pero no abandonándolos a su suerte ni a su posible empeoramiento, sino dándoles armas para que tengan una vida lo más digna posible”, concluyó Tabárez.