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Ni se notan

Los baches de Indianápolis y Mónaco

Los circuitos de Mónaco e Indianápolis, ubicados entre los más famosos del mundo, tienen sus propias "trampas".

31.05.2016 11:24

Lectura: 4'

2016-05-31T11:24:00-03:00
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Nada de eso. Los circuitos de Monte Carlo e Indianápolis Motor Speedway no tienen baches. A pesar de que su trazado se compone de calles utilizadas por el tránsito cotidiano y normal del Principado, el asfalto del circuito más "chic" del mundo es perfecto para la prueba de Fórmula 1.

Y durante la cobertura de las 500 Millas, es posible apreciar que el piso de Indianápolis es tan liso que parece una mesa de billar.

Los "pozos negros" de ambas pistas, son las trampas que cada una de ellas tienen reservadas para los pilotos. El domingo pasado, las dos tradicionales competiciones de la Triple Corona del automovilismo mundial -la tercera son las 24 Horas de Le Mans- se disputaron el mismo día. En la mañana sudamericana, los telespectadores vieron la segunda victoria del inglés Lewis Hamilton (equipo Mercedes-Benz) en el GP de Mónaco, superando al favorito y pole position Daniel Ricciardo por la innegable habilidad del tricampeón y por el desastroso cambio de neumáticos realizado por el equipo Red Bull sobre el auto del piloto australiano, en plena carrera y cuando todavía era puntero.

En la tarde, luego de más de tres horas y de un espectáculo previo a la carrera como sólo los norteamericanos saben hacer, el piloto local Alexander Rossi, ex-Fórmula 1 del equipo Marussia, sorprendió a todos y conquistó la victoria utilizando una táctica agresiva y arriesgada. Este californiano de 25 años, novato en las 500 Millas de Indianápolis, completó las 200 vueltas de la prueba, e inmediatamente se quedó sin combustible.

Las dos carreras se disputan desde comienzos del siglo 20. Prácticamente con el mismo trazado de la primera edición de 1929, el GP de Mónaco mantiene la enorme "trampa" desde los inicios de su historia. A pesar de que el riesgo mayor estaba en el propio Mediterráneo -en efecto, en sus primeros años y sin la debida protección en la zona portuaria los autos eventualmente caían al mar- el secreto para lograr un buen desempeño en las calles de Monte Carlo con un Fórmula 1 es pasar todo el tiempo -con casi dos horas de carrera- muy cerca de los guarda rails.

En la práctica, ninguno de los pilotos puede explicar con precisión cómo lo logra en alta velocidad. Tal vez la respuesta más certera sea su propio instinto de supervivencia. Gracias al auxilio de la llamada supercámara lenta de TV, se puede apreciar que la mayoría de las veces los neumáticos pasan a muy poco centímetros de los guarda rails. En una de esas pasadas, el más renombrado de los pilotos desde su triunfo en la fecha pasada, Max Verstappen, con solo 18 años de edad, calculó mal, rozó una de sus ruedas contra la protección cerca de la salida de la "S" de la Piscina, para finalmente terminar chocando con su bólido y abandonando la carrera.

En Indianápolis, la "trampa" no está en la forma en que los pilotos pasan cerca de los muros. O mejor dicho, también está, pero de otra forma.

El trazado de Indianápolis Motor Speedway, construido en 1909 y originalmente con piso de ladrillos y recién asfaltado en la década del 60, se conforma de uno de los diseños más simples en términos de competición: cuatro rectas (dos mayores) unidas por cuatro lados redondeados idénticos de 90 grados.

Justamente, es exactamente en esa simplicidad que radica la "trampa" mayor del circuito norteamericano, y revelada en declaraciones del bicampeón de las 500 Millas, el brasileño Emerson Fitipaldi (1989 y 1993).

"Andar con un promedio de velocidad cercano a los 350 km/h por más de tres horas, es alucinante. El muro comienza a llamar cada vez más", explica el piloto paulista.

Según Emerson, luego de algunas vueltas, especialmente si el piloto no está atento al movimiento de un adversario, el corredor empieza a meterse en otro plano, como si no estuviese allí. Precisamente por causa de las curvas y rectas todas exactamente iguales, y recorridas en altísima velocidad.

"Sentí eso muchas veces corriendo en Indianápolis. ¡Y daba miedo!", resumía Fittipaldi.

Autor: Daniel Dias - Por Esporte de Fato, en exclusividad con Airbag.