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Días de soledad

Uruguayos con Gabriel García Márquez

Al cumplirse 100 días de la muerte de Gabriel García Márquez, Montevideo Portal entrevistó a uruguayos que lo conocieron, escribieron sobre él, o cayeron de sorpresa en Macondo. En esta primera entrega, conversamos con el ex presidente Julio María Sanguinetti. Por Pablo Méndez.

26.07.2014 12:41

Lectura: 5'

2014-07-26T12:41:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

El ex mandatario recibió en su estudio a Montevideo Portal, para conversar sobre su vínculo con el escritor colombiano. Para Sanguinetti una de las principales características de García Márquez era su "fascinación" por el poder.

¿Cuándo conoció a Gabriel García Márquez?

Hace muchos años, fundamentalmente a través de amigos mexicanos con los cuales tengo una relación permanente y en cuya casa hemos almorzado, cenado y estado muchas veces en charlas. Me refiero al presidente Ernesto Zedillo a Carlos Slim, a Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta... Recuerdo que hará un año más o menos tuvimos un largo almuerzo en lo de Héctor y Ángeles fuimos a comer a la una y nos fuimos a las ocho de la noche. A través de tanto tiempo, uno tuvo mucho contacto muchas charlas. En una de esas últimas le pregunté (a García Márquez) ´¿y qué es lo que lees ahora?´ y me dijo, ´yo leo cuentos cortos nomás, cuentos que pueda leer de noche, antes de dormirme y me dormí y ya está. Ya largo, no leo nada, de nadie´.

Cuando le pregunté qué cuentos me dijo ´ para empezar Joseph Conrad, que sigue siendo el maestro, para seguir Chejov , pero lo que leo es cuentos o relatos cortos que pueda empezar y terminar´.

¿Por lo general dónde se reunían?

“En México, yo solo lo vi en México, salvo en el 4º congreso de la lengua cuando se cumplieron cuarenta años de la salida de cien años de soledad, que fue en Cartagena. Ahí estuve con él, a través de amigos españoles, de la gente de Santillana, le hicieron un coctel de homenaje. Ahí fue cuando hizo un discurso muy lindo de esos de él, donde hizo el relato cuando envío el original de Cien Años de Soledad a Buenos Aires. Él hace el cuento de que le dio una plata que había ganado un año antes a su mujer y le dijo ´aguantá con esto y dame de comer un año porque voy a escribir esta novela´. Él cada discursito, cada intervención lo hacía como una narración, novelaba todo.

¿También en las conversaciones privadas?

También. En los últimos tiempos estaba ya un poco más apagado por la enfermedad, pero mantenía su lucidez. Se decía que estaba fuera del mundo, pero quienes lo vimos hasta hace pocos meses, si bien no era el mismo de antes, en cuanto a vivacidad y vitalidad, mantenía su lucidez. Siempre tuve muchas charlas, en las charlas él mostraba una de sus grandes características que es su fascinación por el poder. Que es lo que está en la base de su amistad con Fidel, más allá de un tema ideológico.

Él nunca fue comunista, si bien siempre apoyó la revolución cubana, siempre fue muy crítico, de las derivaciones comunistas del régimen. Para él, era la fascinación del poder, es amigo de todo presidente que ha pasado cerca de él. Él siempre preguntaba sobre la mecánica de las decisiones, la mecánica del poder, tengo muy buenos recuerdos tanto de él como de su mujer.

¿Cómo se arreglaban desde el punto de vista político? ¿De política no se hablaba?

Él nunca fue de hablar mucho de política, alguna vez hablamos de política y alguna vez hablamos de Colombia. Creo que no puedo revelar lo que eran sus opiniones porque no es justo, pero hablamos alguna vez. En periodismo, todos tenemos la tendencia de buscar la parte política en personajes, que como a Gabriel García Márquez, le interesaban mucho la política, pero sobre todo desde el punto de vista literario. Su visión de la política, era literaria. Es distinto en otros casos que son decididamente políticos, Pablo Neruda o Mario Vargas Llosa que hoy tiene posiciones políticas muy definidas, las expresa, las defiende y las agita. García Márquez manejó las cosas desde otro ángulo, más desde el ángulo de la personalidad desde una visión literaria del fenómeno. Nunca tuvimos ninguna discusión particular a ese respecto, aún en ámbitos que había mucha gente.

¿Qué fue lo que más le dejó esta relación?

La calidad del personaje, eso es lo que a uno le deja y sobre todo la obra. Yo era muy afecto a la obra de él. Para mi generación, que estábamos con el tema de Latinoamérica y todas esas cosas, la irrupción de estos escritores fue uno de los factores más importantes, la idea de que éramos una civilización, lo que era una cosa muy discutida. Creo que la literatura y el arte han ido más adelante que la política y la economía.

En los años 60 tuvo un empuje impresionante. En el 59 ocurrió la revolución cubana, había generado toda una simpatía. A medida que fue avanzando las aguas se fueron dividiendo y la revolución cubana no era un factor de unidad, pero sí lo fue la literatura. La que nos ofrecía la vivencia real de que Latinoamérica era algo consistente.

Nos dieron a la generación que irrumpíamos en la vida cívica la noción de que lo de Latinoamérica no era una entelequia, no era una abstracción, una utopía, era una realidad, ahí estaba. Y yo creo que eso sigue siendo verdad.

Montevideo Portal | Pablo Méndez
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